martes, 24 de julio de 2007

CONJUNTO VACÍO.

La vida es extraña, flexible, arbitraria... un par de labios indecisos... superiores... inferiores... una lengua en tentación, extraviada.... dos corridas de dientes listas para morder... una encía sensible... la mucosa salivante... un péndulo... una llaga lateral... un triángulo deforme... pero siempre triangular... La vida es un artificio geométrico de vértices filosos... Una mueca indescifrable... Un conjunto vacío... muy vacío...
No tengo nada más que la paz que me han robado... y me agobio - cual versión negativa de Robin Hood - tratando de robarle paz a los que la tienen... La paradoja es que aquellos que la tienen... nunca saben darla... Sólo la exhiben en escaparates de labios sonrientes y dientes brillantes... Y no se puede sino admirarla... como un collar de diamantes colgado de un cuello de hule... como la felicidad y la sonrisa de los idiotas... como el olor permanente de la ausencia...
No hay nada más pestilente que la soledad.

jueves, 12 de julio de 2007

EL BESO DE LA MUJER LIBÉLULA.

Supongo que hay quienes sueñan para no dormirse... y otros que duermen para poder soñar... Algunos sueñan para no vivir... y otros que viven - cafés y cigarrillos, mediante - para no soñar. Admito que hay quienes no sueñan ni duermen para mantenerse vivos... otros que duermen sin soñar y sin vivir... Creo que la mayoría nos hemos cansado de soñar y de vivir... y que - vaya novedad -, mientras más dormimos, más cansados despertamos... Aunque parezca increíble... la evasión... la elusión... agotan... Los narcolépticos envidian a los insomnes... y los insomnes a los inconcientes... El punto final del horizonte es un punto muerto... La paz - como la muerte (perdón por la gravedad) - es una calle sin salida.
Pero, nadie envidia a los soñadores... Ellos no son sino lo que no son... lo que sueñan, al fin y al cabo. Así las cosas, el tiempo soñado es un tiempo muerto y perdido... porque "la esperanza es el sueño del hombre despierto". Aunque me destrocen, he de decir la verdad: Aristóteles miente... aunque sólo parcialmente... "la esperanza es sueño" - ¡qué duda cabe! -, pero el que sueña y espera... jamás está despierto.
Lo reconozco: hay sueños que me cansé de soñar... hay esperanzas que me cansé de esperar... El insomnio es una dosis letal de realidad... la verdad, una droga kinésica... hiperkinésica... y devastadora... El movimiento perpetuo es sólo posible en la inercia... en la decepción... en la rutinaria rutina de la desesperanza. Por eso, recién cuando dejé de soñar... cuando dejé de esperar... cuando dejé de vivir... la vida apareció, enfadada, celosa, herida, y me abofeteó la cara..., y sonreí.
Me arriesgo a hacer una confesión vergonzosa para todo pesimista que se precie de tal: "hay sueños que se cumplen... que se hacen realidad"... Y - valga la paradoja - aquello normalmente ocurre cuando menos lo esperas... cuando la esperanza ha quedado en desuso y se confunde con la memoria o la imaginación... La esperanza es un sueño demasiado conciente de su irrealidad... El sueño, sin esperanza, es un arte de fracasados... y, por lo mismo, ciertamente, un milagro.
Yo pertenezco al selecto grupo de los que no sueñan... ni duermen... ni viven... ni esperan... y que siempre han sido más afortunados de lo que merecen. Pertenezco al universo de los que no creen en milagros... y, precisamente por ello, tienen la suerte de vivirlos a menudo.
Doy fe: hay besos que hacen milagros... y que reviven a un muerto.

lunes, 9 de julio de 2007

FE DE ERRATAS.

En el "post" anterior, he incurrido en un error del que, en vano - como en todos los errores que se advierten demasiado tarde -, pretendo desasirme...
Escribí que (perdón por la domesticidad) "la vida no es sino un simulacro de las ideas... en escala mayor o menor... o cómo sea"...
Pues, me retracto... en el párrafo pertinente debe decir: "Las ideas no son sino un simulacro de la vida... en escala mayor... o menor.. o cómo sea"...
El orden de los factores siempre afecta el resultado... Aunque, como dice Silvio Rodríguez, "no es lo mismo... pero es igual".

lunes, 2 de julio de 2007

AMOR PROPIO, VERGUENZA AJENA.

" Y te convertiste en un monstruo
para que el monstruo no te destruyera".
(U2, "Peace on earth")
¿Cuántas guerras se han librado en nombre de la paz?... ¿Cuántos delitos se han cometido en nombre de la ley?... ¿Cuántos pecados en nombre de Dios? ¿Cuánta muerte en nombre del amor?... ¿Es preciso poner ejemplos? Basta de inquisidores y dictadores... Basta de males menores y fines superiores... Ni uno más... ni uno más... "en el nombre del amor"...
Cuando Nietschze criticó la monarquía de la razón... sólo pudo compararla con su enemigo... La monstruosidad y la arbitrariedad se volvieron definitivamente sinónimas... La razón es un monstruo que combate monstruos... Cuando Hobbes ejemplificó el valor (y el terror) de la fuerza razonada, administrada por un ente único y omnipotente... la ejemplificó en un monstruo... la imaginó, escalofriante y paradójicamente, poderosa y superior... El estado del miedo es el estado de las cosas... Aunque el Estado, en verdad, nunca ha estado...
El miedo es una motivación perversa... Y el amor sucumbe frecuentemente ante él... Y, para ello, hay una explicación muy sencilla: el miedo tiene la razón... de su parte. El amor suele estar solo... ¡Vaya paradoja!... ¡Qué solos están los que aman!...
Pido perdón por la domesticidad, pero, a mi modo de ver, la vida no es sino un simulacro de las ideas a escala menor... o mayor... o cómo sea... El tema es que los delitos más atroces siempre se han cometido en nombre del amor propio... El orgullo es enemigo de la honestidad... El sacrificio es sólo un bien para cobardes.
El amor - así, a secas - es causa de estupideces que suelen acarrear consecuencias extrañas, a veces, lastimosas, pero no se puede reprochar a los que aman... no pueden hacer otra cosa... El amor propio, en cambio, ejecuta crímenes de hirientes repercusiones... Motivos de dolor para el amante y el amado... Para el sufriente y el sufrido... Crímenes de lesa humanidad... imprescritibles... inolvidables... inconsolables...
En verdad, la excusa de amarse a sí mismo es la peor de todas... En el egoísmo, hay un germen de maldad que ni la razón más poderosa puede justificar... Nadie se ama a sí mismo sino ama lo que ama...
Por ello, el amor propio excluye toda clase amor... El que se ama a sí mismo no ama nada... Es un cargamento vacío... una razón sinrazón... una desdicha. En definitiva... el amor propio cae... siempre cae - como los dictadores -... por su propio peso.
Y, al final, al cabo de todo, cuando la historia acentúa las palabras en la sílaba correcta y con ellas sólo puede escribirse la verdad -, terminan causando pena... lástima... la más triste y ajena de las verguenzas.