viernes, 5 de octubre de 2007

LA OBRA DE TUS MANOS

Ojalá no fuera cierto, pero una caricia con las manos ensangrentadas, no es una caricia, es una afrenta, un tatuaje, una herida. Poco a poco, me he ido convenciendo que el dolor es una enfermedad contagiosa... que no importa si se transmite con un beso tierno o un roce de manos... la consecuencia siempre es la misma... la incubación silenciosa de una estado febril... de un padecimiento.
Un homenaje póstumo, entonces, merecen tus manos, aún antes de nacer. La muerte de la expectativa es casi tan triste como la desesperanza, aún cuando, en rigor, sean tan distintas. Lo confieso: ya extraño todas las caricias que nunca tendré. Lo asumo: ya me odio a mí mismo por quererte más que a mí mismo. Es tan raro el orgullo: mi único triunfo es caer derrotado por mi propia mano... es eludir el golpe y precipitarme a la lona... es perder la batalla por retroceder.
Mi único goce es preservarte en el silencio.

1 Comentarios:

Blogger UMA dijo...

Siempre pienso que pasarìa con un usted si se dejara arrasar por un vuelco del destino.
O tal vez usted sea un indòmito ser.
Un gran beso, Mati

13 de octubre de 2007, 6:36 a. m.  

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