lunes, 18 de junio de 2007

LECCIONES PARA ILUSOS (DESDE LA RAZÓN) - Parte 2.-

Me lo advirtieron... me lo advertí... No hay nada peor que conocerse a sí mismo... La prestidigitación es un arte de aventajados... y de fracasados.

"EL AMOR ES ETERNO MIENTRAS DURA (10º Parte)" - Canciones para sordos... -.
(Jueves 23 de Febrero del 2006)

¿Qué duda cabe? Sabina tiene razón: el corazón es una ciencia inexacta. Por cada conclusión a la que arribo, por cada epifanía de la razón, por cada instante de consuelo, por cada impulso generoso, por cada sacrificio de vanidad, por cada arrebato de amor, siempre aparece, un poco más tarde, la misma sensación, el mismo vacío atemorizante, el mismo deseo de salir huyendo. Es como si mi corazón estuviese demasiado preocupado por su autoconservación, como si estuviera demasiado conciente de su nueva condición, de ser un especímen exótico, una especie amenazada, un animal en peligro de extinción.

Ciertamente, es preciso protegerse. No hay peor ciego que el que no quiere ver. No hay peor descuido que aquel cuidadosamente escogido. Esa clase de descuidos suelen ser mortales. Y, como ya dije, estoy tentado por vivir. Sólo que no quiero pasarme la vida calculando mis pasos. No quiero jugar eternamente esta partida de ajedrez. Me resisto a enseñarle al amor más tácticas de guerra. No quiero seguir vistiendo a mi corazón con armadura y condenarlo al empuje de este caballo cansado y elusivo que avanza dos pasos hacia el frente y el último necesariamente hacia el costado.

Soy sincero: deseo seguir adelante, mirar hacia el futuro. Deseo agarrar por sorpresa a mi propio guardaespaldas y romperle la nuca. Deseo anestesiar a mi razón, no tener la razón, extraerla, extirparla, regalarla, venderla al mejor postor. Deseo dedicarla a un trabajo aún más mediocre que el de salvarme la vida, a ver si, de una vez por todas, entiende cuál es su verdadera ubicación. Deseo ponerla en su lugar, más lejos de mí y más cerca de los demás. Hacerla útil.

Pero es mi propia razón la que impide el engaño. La verdad es una sola y siempre ha estado demasiado presente. Es triste vivir con la verdad a cuestas, pues, entonces, el trabajo ya está hecho, el misterio está resuelto y las noches en vela, las lágrimas secretas, los pensamientos tortuosos y todos los síntomas de esta vigilia sentimental no habrán sido la representación de una duda o de un dilema pendiente, sino la escenificación de un estado de sitio, de una pausa perpetua, de un estancamiento. Lo cierto es que, hoy, nada queda por analizar, no hay fórmulas que inventar, no hay experimentos que ejercitar. Lo cierto es que el fracaso está consumado, desde el momento en que sentimos posible que hayamos fracasado. El amor no se dobla, ni se tuerce, sólo se quiebra ante el primer rasguño. Se fractura ante la primera amenaza, ante el primer susto. Se siente equivocado ante la primera equivocación.

Sí, me permito la ingenuidad: quisiera rescatar a mi corazón de estas arenas movedizas. No obstante, entiendo que el error es precisamente el enemigo de la razón. ¿De qué sirve un corazón dispuesto a perdonar si la razón no tiene el mismo hábito? Ciertamente, mi corazón está ciego, y vacila, tambalea. Ciertamente, la razón tiene la última palabra. El amor es eterno mientras dura la voluntad de hacerlo durar, pero ¿será posible que mi voluntad se haya partido en dos, al igual que mi corazón, dejando a la razón en el extremo equivocado? ¿Es aquello posible?

Sí, lo creo posible.... creo posible que te ame más allá de lo razonable".

1 Comentarios:

Blogger Claudia Castora dijo...

Siempre es posible perrito...de hecho por definición el amor mismo contradice los razonamientos.
No se complique tanto.
De vez en cuando doy unas vueltas por las canciones para sordos...para escuchar su música, de las más notables que he oído jamás.
Besos.

19 de junio de 2007, 1:36 p. m.  

Publicar un comentario

<< Página Principal