domingo, 18 de febrero de 2007

EL AMOR NO ES ETERNO.

¿Es el amor una utopía? No lo creo. ¿Es tan difícil de consumar como una utopía? De seguro. ¿Es posible el amor eterno? No lo creo, pero, paradójicamente, tenemos la capacidad para amar eternamente... bueno, hasta el fin de nuestros días. En definitiva, ¿el problema es el amor o su ejercicio? ¿El amor o los amantes?

El amor no es una utopía, pues es simplemente un sentimiento. El amor no es eterno, pues dura lo que dura nuestra intensidad de sentir. El amor es tan humano y terrenal como el hambre y el miedo, sólo que, pese a su temporalidad, tiende a perdurar en el tiempo y a proyectarse como algo distinto de nosotros mismos, como un objeto subjetivo, un "proyecto" en todo el sentido de la palabra, una emanación de mí que adquiere vida propia en el mundo fenoménico exterior.

Creo que la verdadera utopía es convertir al amor en la consumación plena de ideal protectado, el proceso en que el sentimiento se convierte en idea y la idea urge ser llevada a la realidad. Creo que el principal problema es que el amor es un "proyecto" individual, pero un "objeto" colectivo: se necesitan, a lo menos, dos personas. El problema - como dice un amigo -, es que "cuando uno no quiere, dos no pueden". El problema son los ejecutores, los instrumentistas, los actores de esta obra de teatro primitiva, aunque sublime. Somos nosotros, lanzados al escenario a intercambiar nuestras líneas, los que echamos a perder la función.

¿Será el verdadero amor simplemente tolerancia? Bueno, a lo menos, ella garantiza que los actores recuerden el diálogo, sigan la coreografía, no se roben protagonismo y, por último, terminen la funcion. Es claro que ayuda a que el estreno sea todo un éxito. Pero, ¿será tolerancia? ¿hay tolerancia sin amor? ¿amor sin tolerancia? Creo que, en efecto, el amor eterno supone necesariamente mucha tolerancia. Creo, asimismo, que el verdadero amor inspira mucha tolerancia. Pero no creo que sean lo mismo. La tolerancia es, en definitiva, como la puntualidad: un hábito necesario para tener éxito como cirujano, chofer o poeta. Por cierto, la tolerancia es precisa si se quiere tener éxito en el amor.

Es mi opinión que la precariedad del amor, su naturaleza transitoria y nuestra impericia en el modo de ejercitarlo, han hecho que confundamos el amor con sus (nuestros) influjos perniciosos o, en su caso, con sus (nuestros) destellos de nobleza. El amor se externaliza, se ajeniza, se hace objeto y, luego, lo dilapidamos multitudinariamente en una plaza pública, o lo adoramos frente a un altar. El amor ha perdido tantas batallas como amantes han caído, y se le asignan tantos triunfos como amantes han vencido. El amor es, asimismo, vileza y nobleza, egoísmo y generosidad, un arrebato pasional y una dote de sublimidad. Sin embargo, ya es tiempo de salir en su defensa, el amor no tiene la culpa: el amor no fracasa, fracasamos nosotros.

(En agradecimiento a Atcharya y CienpiésCavernario, por sus interesantes ideas y sus buenos deseos. Y eso que dije que no iba a hablar sobre el amor)

4 Comentarios:

Blogger Tu conciencia dijo...

Pero calro que me acuewrdo de ti!! Desapareciste un tiempo.. y veo que volviste con nueva página..
Letras quizás menos despechadas, menos adoloridaas... uyyy no sabes cuánto me identifico (aba) con tantas letras tuyas... Mi año pasado fue un proceso de entendimiento, olvido, melancolía, recuerdo, ruptura, apertura... etc...
Bueno tenerte de vuelta!!!

19 de febrero de 2007, 7:20 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Coincido cuando dices...nuestra impericia en el modo de ejercitar el amor...

M.

19 de febrero de 2007, 7:55 a. m.  
Blogger Shi Ho dijo...

El verdadero amor supondría tolerancia por sobre todas las cosas (tolerancia y no aguante) y si es tolerante, pues supondría sabiduría. Y de sabios tenemos tan poco y en cambio de a ignorancia tenemos mucho. La ignorancia es la que en definitiva termina con todo. Más con el amor de pareja que es un algo absolutamente condicionado.
Un tema complejo esto es esto del amor ya que encierra a las emociones extremas, a las movidas por el dínamo del temor y las trancas, que, inevitablemente, no tarda en derramarse sobre quien tienes al lado, y, que muchas veces, responden a vivencias y condicionamientos, y, que claro, no son entendidos llevando al conflicto. Te derraman y tu derramas.... Vaya complejidad. Da para más, mucho más.
Quiero aclararme en el tema¡¡
Buen post.

19 de febrero de 2007, 9:42 p. m.  
Blogger JC dijo...

Qué alegría saber que has vuelto! Fue una sorpresa, por lo demás agradable, encontrarme con una visita tuya en mi blog, arreglaré el link en estos días y te seguiré visitando, eso no es un despilfarro!!!
Un abrazo y el mejor de los saludos, jc

21 de febrero de 2007, 11:48 a. m.  

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